martes, 14 de abril de 2015

¿Has pensado en abandonar tus estudios universitarios?

Alrededor de 130.000 estudiantes universitarios abandonan sus estudios cada año. Las razones para dejar la carrera son muchas, pero también para resistir y llegar a la meta.
La mayoría de los estudiantes que abandonan sus estudios no lo hacen por una sola causa, sino por varias razones. Tampoco tienen las mismas motivaciones (o des motivaciones en este caso) los alumnos de primer curso que los MÁS AVANZADOS, los de unos grados que los de otros, en una situación socio-familiar favorable o adversa, con un bagaje de conocimientos o sin ellos…
Esto no es lo que yo creía
En el primer año suelen producirse abandonos porque la carrera elegida no se corresponde con lo esperado. Por ejemplo, uno se matricula en Ciencias de la Información porque se imaginaba haciendo entrevistas deportivas en la tele, y cuando ve que tiene que estudiar Derecho, Economía, Historia… se viene abajo. De ahí que sea muy importante conocer con el mayor detalle posible cómo será el camino que conduce al fin soñado.
La carrera elegida también influye en el abandono. Humanidades, que soporta una mayor masificación, cuenta con las más altas tasas de deserción, seguida por las ingenierías.
Una mala universidad
Hay universidades de muy baja calidad, que no ponen los medios necesarios para que sus alumnos continúen hasta conseguir la titulación a la que aspiraban. Antes de matricularse en una universidad, los alumnos harían bien en conocer su tasa de abandono y compararla con el resto.
Los factores educativos son los que tienen mayor peso en el abandono de los estudios, y eso puede llevar a colgar los libros en cualquier curso. Los estudiantes se sienten perdidos en una universidad en la que los profesores son manifiestamente malos, no terminan jamás los temas, les sobrecargan con un montón de trabajos y estudios para casa, con pocas prácticas, falta de explicaciones, sin ofrecer ayuda ni orientación…
Si además la institución no da un trato personalizado al alumno, no dialoga con él para ver sus inquietudes, no recaba su opinión sobre las clases o no le brinda suficiente apoyo, está ganándose a pulso el abandono.
No puedo con ello
Estudiar es un trabajo duro que requiere muchas horas al día. También hay que dedicarle tiempo los fines de semana y en vacaciones. Y lo peor, justo en plena primavera, cuando parece que el mundo entero está en la calle, hace buen tiempo y todo renace, el universitario debe afrontar los exámenes más difíciles.
Hay alumnos cuyo nivel al llegar a la universidad es menor del que sería deseable y se sienten incapaces de engancharse al carro en el que todos parecen ir subidos CÓMODAMENTE. Una buena universidad tenderá la mano a estos estudiantes e incluso les brindará apoyo para soportar los suspensos.
Ocurre también que los estudiantes atraviesan etapas de su desarrollo que les llevan a cambiar de opinión. Un joven de 18 años probablemente no tendrá las mismas aspiraciones que cuando tiene 22. La personalidad, las relaciones, el desarrollo personal, el momento evolutivo hacen que los objetivos cambien.
¿Para qué molestarse?
La situación social puede resultar francamente des motivadora: ¿Para qué tanto esfuerzo si no voy a conseguir trabajo cuando termine? Esto lleva a algunos alumnos a desalentarse cuando miran al futuro, incluso en el último curso, cuando ya están a punto de graduarse. La solución aquí es compleja. Sería deseable que la empresa y la universidad estuvieran mucho más cercanas y que trabajaran juntas para formar profesionales capaces de dar el salto de las aulas al mundo laboral. Eso y que hubiera más puestos de trabajo.
Desde luego, hay que tener claro que si las oportunidades son pocas para todo el mundo,  serán aún menos sin una titulación. Además, siempre queda esto que nuestros políticos llaman «movilidad exterior», para lo que será imprescindible contar con un título universitario (¡y un título!).
No me lo puedo permitir
Las razones económicas son uno de los motivos principales para abandonar la universidad. La situación de crisis y  el cambio de criterio en la concesión de becas se han convertido en una losa más que aplasta a los estudiantes en la lucha por alcanzar sus objetivos. Padres que podían sufragar los estudios de sus hijos hace unos años, hoy no pueden permitírselo. Además, estudiar no es solamente pagar matrículas y créditos, sino también libros, transporte, comidas…
Razones para seguir adelante
Todos, en algún momento, hemos tenido y tendremos ganas de abandonar los estudios universitarios. Para resistir y mantenernos motivados, conviene pensar que…
  • No debemos tirar el esfuerzo ya invertido: en DINERO, en tiempo y, muy importante, en ilusión.
  • No hay que renunciar a la posibilidad de un trabajo mejor. El mundo laboral está mal para todos, pero mucho peor para los menos cualificados. Las oportunidades son pocas y la competencia muy reñida.
  • El trabajo es duro y nos quedan por delante años de largas jornadas, horas extras y estrés; así que lo más inteligente es trabajar en algo que nos guste, y para eso hemos elegido nuestros estudios.
  • Una titulación universitaria, generalmente, nos permitirá un mejor sueldo y lograr un mayor nivel económico.
  • Hay que plantearse qué haremos si lo dejamos: a qué nos dedicaremos, cuál será el paso siguiente y qué ocurrirá en el futuro.
  • En vez de dejar los estudios, tal vez se pueda elegir un cambio de carrera, o bajar un poco el ritmo y aparcar alguna materia para retomarla más adelante.
  • Terminar los estudios universitarios supone una gran satisfacción personal; abandonarlos siempre suele provocar sentimientos de fracaso, arrepentimiento, malestar…
Merece la pena no tirar la toalla antes de tiempo.

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