1. Asocia el acto de estudiar con algo positivo. Estudia y después… una recompensa. Puede ser comida, o puede
ser una llamada de teléfono al novio/a, puede ser un capítulo de tu serie
preferida, o un paseo por la playa. Cuando se estudia a gusto se es más productivo.
2. Crea una rutina en tu vida. Si no tienes unos hábitos tendrás unos resultados irregulares. Tu cuerpo se vuelve más productivo cuando asume que hay unas horas destinadas al sueño, otras a las comidas, otras al ocio y otras al negocio (en este caso el tuyo son los estudios). Con esto, la pereza que te da sentarte en la silla será menor.
3.
Silencio, se piensa. Cuando hinques los codos en la mesa no se
tiene que oír ni el pensamiento de una mosca. Trabajamos con los sentidos, y
aunque puedas llegar a desarrollar inmunidad al jaleo, lo mejor es que en ese
momento disfrutes de escucharte. Debes ver el estudiar como algo que te está
elevando intelectualmente. Si te distraes con música es posible que tengas que
leer dos veces lo que hubieras comprendido en una.
4. La motivación es un porcentaje alto. ¿Por qué lo haces? Lo haces porque para ti es importante ¿O lo
haces porque alguien te obligó a hacerlo? Si alguien te dijo que tenías que
hacerlo y no te motiva seguir, piensa que a lo mejor estás optando por una
profesión que no se ajusta a ti. Si tu “mamá” quiere que seas médico, pero tú
quieres ser peluquera, entonces piensa en estudiar peluquería. De cualquier
modo, piensa que para ejercer necesitas tener un título que avale para qué
sirves.
5. Aprovecha bien el tiempo y deja que te sobre
para otras cosas. Cuando haces las cosas bien no tendrás que
hacerlas dos veces. Trata de organizar tu tiempo de estudio. Si no te funciona
bien la agenda porque trabajas y tienes turnos rotativos, plantéate hacerlo con
cursos online o a distancia. Es tan importante que te concentres como que
abandones la luz del flexo y salgas a divertirte.
6. No dudes y pregunta. Cuando tienes una duda debes preguntar cuanto antes. Ponte en
contacto con el tutor, con el profesor o algún compañero que te dé las claves
de aquello que no has conseguido descifrar. Pasa a otro tema mientras lo
resuelves, pero no lo pierdas en el tiempo: pregunta, avanza, resuelve, sigue…
7. Estudia en el momento de día adecuado. No es bueno estudiar en la última hora del día, pues tu
cuerpo está exhausto del ritmo diario. Tampoco es bueno levantarse y sentarse
en la silla mientras te quitas las legañas. No es bueno estudiar después de
comer, pues te da sueño y la sangre se va toda al estómago para hacer la digestión.
¿Entonces cuándo? No es bueno estudiar a última hora del día, con el cansancio
de la jornada Puedes estudiar durante la mañana, pero si has madrugado y has
hecho algo de ejercicio, tu cuerpo se encontrará activo. Dar el salto de la
cama al libro no es bueno, pues tu cerebro necesita ponerse en marcha. Lo mismo
si después de comer tienes sueño, una breve siesta de veinte minutos y a
estudiar. Hacerlo por la noche es un tema más complicado, pero en ese caso se
recomienda que te acuestes temprano y lo hagas el día siguiente.
8.
Duerme lo suficiente. Relacionado con los puntos 2 y 7, tanto para
encontrar el momento adecuado, como para establecer una rutina, es indispensable
que el cuerpo se encuentre en forma. Para ello, hay que dormir lo suficiente.
Lo habitual son 8 horas de un tirón.
9. Lee mucho. Con el hábito de leer
aumentarás tu capacidad de entender las ideas, estimularás tu imaginación y eso
acelerará tu capacidad de comprender conceptos.
10. Vía de escape creativa: dibuja, escribe, modela, baila. Estudiar algo mecánicamente
tiene un precio intelectual bastante elevado. Si quieres que tu mente se
libere, puedes realizar una pausa cada 45-50 minutos y desconectar. Las
actividades creativas le dejarán a tu mente soltar un poco del cansancio de ordenar
ideas. Hacer dibujos en un papel o pintar en un lienzo, bailotear un par de
canciones, jugar con plastilina, modelar con arcilla, etc.
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